
Con IMPAKTOS se puede saber si el producto que uno está comprando recibió golpes. Es un desarrollo que se basa en tecnologías disponibles. Su originalidad está dada porque su forma física le permite adoptar la figura del producto al cual se acople, o sea que registra impactos siendo versátil. Además, por la información que es capaz de mostrar -o hasta inferir-, a partir de los datos recolectados, no se requiere producir dispositivos de diferentes tamaños; y que los datos registrados guardan mayor fidelidad con la realidad, ya que se toman respetando la forma del producto analizado.
Lo que diferencia esta innovación de lo existente hasta ahora, es que a nivel mundial hay solo dos productos que realicen funciones similares que IMPAKTOS. Pero en ambos casos carecen de versatilidad. Uno es una esfera y su uso es específico para líneas de producción de frutas, mientras que el otro es de tamaño considerablemente grande y solo se utiliza para monitorear cargas (contenedores) de productos sensibles que se trasladan por barco.
El proyecto fue iniciado por el Ing. Mariano Scasso y el Dr. Ing. Leonardo Ordinez, quien lo continúa en Bahía Blanca.
“La idea surgió ante una necesidad planteada por un grupo de Ingenieros Agrónomos de la Estación Experimental Agropecuaria Ascasubi del INTA. El problema original era determinar el grado de daño que sufre una cebolla al ser cosechada con máquina. A partir del trabajo sobre la idea, se nos ocurrió que lo mismo podría pasarle a otros cultivos y a otros productos en cualquier línea de producción”, comenta Ordinez en diálogo con EL OTRO MATE.
A partir de la consulta con los expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, empezaron a investigar para poder llegar a una solución. En esa investigación, uno de los aspectos que más les llamó la atención, es que la FAO (Organización en Agricultura y Alimentos de las Naciones Unidas) calcula que entre un 30% y un 40% de la producción total de alimentos puede perderse antes de llegar al mercado. En este sentido, dicha organización estableció como objetivo “acabar con las pérdidas y desperdicios de alimentos en la cadena de producción”. Una de las causas fundamentales de esta problemática radica en la manipulación, procesamiento y transporte de los alimentos, ya sean frescos, secos o procesados.
“Las pérdidas de alimentos en los países industrializadas son tan altas como en los países en desarrollo, pero hay que tener en cuenta que en los países en desarrollo más del 40 % de las pérdidas de alimentos se produce en las etapas de poscosecha y procesamiento, mientras que en los países industrializados más del 40 % de las pérdidas de alimentos se produce en la venta minorista y el consumo”. Esta aseveración se desprende del estudio realizado por la FAO para el congreso internacional SAVE FOOD! en Interpack, Düsseldorf, Alemania.
¿Cómo funciona?
El sistema IMPAKTOS consta de dos partes fundamentales: un sistema electrónico autónomo (de tamaño inferior a una tapa de gaseosa) que toma datos. y una aplicación de software que procesa, analiza, muestra y almacena esos datos en una PC.
En primer lugar, se acopla el dispositivo electrónico al producto a analizar. Con esta combinación se registran los datos de golpes sufridos por el producto en la etapa deseada del proceso productivo. Estos datos se almacenan en una memoria interna del dispositivo. Una vez finalizada la medición, se quita el dispositivo del producto analizado y se conecta a una PC mediante una interfaz USB. El software de la PC descarga la información, la almacena en una base de datos y permite generar diferentes tipos de reportes. Los mismos son configurables por el usuario, pudiéndose también combinar datos nuevos con viejos en los gráficos y estadísticas generadas.
De esta manera puede encararse un plan de mejora en el proceso productivo, para disminuir las pérdidas por daños, golpes, magulladuras o roturas. Del mismo modo, gracias a la generación de reportes que provee el sistema, los diferentes actores de la cadena productiva sobre la que se aplique, pueden determinar el nivel de daño al que estuvieron expuestos los productos y ofrecer garantías de calidad.
El primer prototipo ya se encuentra implementado y se están haciendo las primeras mediciones. También se está analizando la posibilidad de adaptarlo para otros usos como análisis de vibraciones y algunas aplicaciones de bioingeniería.
“Esperamos poder contribuir a la mejora de los procesos productivos, evitando pérdidas por golpes, roturas o magulladuras. En especial, aquellas cadenas relacionadas con alimentos”, espera Ordinez.

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